Cada año que comienza viene con nuevas tendencias en los distintos mercados y, por supuesto, el sector inmobiliario no es la excepción. El impacto que generó la pandemia en las formas de vida de las personas profundizó determinados deseos e improntas de cambio respecto al sitio donde eligen vivir los argentinos.
A su vez, el crecimiento que tuvo la actividad inmobiliaria en los últimos meses de 2021, sumado a la leve recuperación de la actividad económica, motivan el fortalecimiento de una industria que se acerca a niveles anteriores a la pandemia.
Según el especialista y responsable del sitio Invertire, Daniel Bryn, la pandemia nos brindó “el mayor experimento sociológico que vivió la humanidad en el uso del bien inmueble”. Millones de personas se encontraron de un día para el otro experimentando y probando su propio hogar todos los días a toda hora. “Esto modificó el mercado inmobiliario en la búsqueda del concepto de un nuevo hogar, ya que entendimos con su uso intensivo que era lo que nos gustaba o no de él y formamos un nuevo deseo de nuestro nuevo hogar ideal”, afirma Bryn.
El mercado inmobiliario deberá encarar un año en el que buscará asentar las bases de su transformación ante una nueva realidad, apoyada en nuevas estructuras de capital, intereses razonables y el mayor nivel de ahorro privado existente. Sin embargo, ¿dónde estamos parados hoy y qué podemos esperar para este año.
Un 2021 con ventas moderadas y un 2022 de oportunidades
El mercado de ventas inmobiliarias maneja dos variables que se han mantenido constantes: por un lado, el aumento de la cantidad de propiedades a vender, y por el otro, una baja en los precios de las mismas desde 2019 a la fecha.
Las tres principales causas que generaron que la demanda de propiedades no continuara en alza durante los últimos dos años fueron las fluctuaciones de valor, la dificultad de acceso al dólar y el crecimiento de la inflación.
Sin embargo, detrás de toda “crisis” siempre existe una reactivación, y desde Mudafy consideramos que el 2022 puede ser el puntapié inicial para que esto suceda. Sin dudas que es un año para aprovechar lo que la pandemia nos deja: precios y costos bajos para comenzar emprendimientos o adquirir propiedades, una diversidad de unidades enorme para elegir y los beneficios de acceder a la compra en pozo.
El principal desafío del sector para este año es volver a instalar al ladrillo como refugio de capital. Hoy el mercado es casi exclusivamente del consumidor final, el inversor quedó rezagado. Para ello, se debe hacer un buen entendimiento de algunas de las tendencias que trajo el COVID-19 y llegaron para quedarse.
“Hoy vemos que hay más demanda de usuarios finales que de inversores. Por un lado, porque son más los que demandan un nuevo lugar para vivir, con nuevos deseos sobre esta vivienda, que aquellos que quieren invertir debido a la situación económica particular de Argentina” asegura Bryn.
Espacios verdes, sitios retirados y teletrabajo como punto de partida
La pandemia produjo en todos los negocios e industrias una revalorización de la persona como eje central. En el mercado inmobiliario esto representó entender que sus necesidades cambiaron ya que la mayoría de ellas dejó de ir todos los días a la oficina y empezó a pasar más tiempo en su propia casa. En este sentido, se destacan tres de las señales que marcan las preferencias del cliente inmobiliario post pandemia.
La primera es el aumento en la demanda de propiedades cercanas a la costa o ríos, pisos con espacios ideales para el teletrabajo y viviendas con parque o áreas al aire libre lideran los intereses del comprador actual. La cercanía a la Ciudad de Buenos Aires dejó de ser un valor prioritario y emergieron en el mercado zonas más alejadas del principal casco urbano y propiedades con espacios que se puedan disfrutar. Por esta razón, en 2021 el foco de inversión estuvo puesto en zonas consolidadas y donde los riesgos se mitigan como Nordelta, Palermo o Belgrano, con terrazas, balcones grandes y espacios verdes.
La revalorización de los accesos
Otro aspecto que se ha revalorizado durante esta época es la accesibilidad de una zona. Hoy en día, se encuentran en alza de demanda aquellas zonas cuya proyección de crecimiento responde a las proyecciones anteriormente mencionadas.
En este caso, cobran importancia detalles como tener buenos accesos, cercanía a escuelas y hospitales y la predominancia de espacios verdes, entre otros; son los principales índices de crecimiento que tendrá una determinada zona en los próximos años.
Desarrollos inmobiliarios: los nuevos elegidos
Otra tendencia de los últimos años en nuestro país es que las operaciones inmobiliarias que se vienen llevando a cabo están ligadas a la compra de terrenos vacíos y propiedades que aún no están terminadas (también conocidas como propiedades de pozo). Estas últimas operaciones no solo tienen un valor menor que las construcciones ya terminadas, sino que también permiten que se genere una hipoteca al terminar de escriturarla y así tener una mayor facilidad de pagar el valor restante de la propiedad.
“Build to Rent” y la mirada sustentable, tendencias que ya se ven en el resto del mundo
Si bien en Argentina aún no han calado tan hondo por diversas cuestiones, en otras latitudes del mundo se empiezan a ver algunas tendencias que, seguramente, en un futuro llegarán a nuestro país.
El primero de ellos es el “Build to Rent (BTR)”, que se refiere a aquellas propiedades que son construidas para alquiler, el cual si bien ya cuenta con varias construcciones realizadas en nuestro país, no se ha difuminado completamente en todas las localidades.
Por su parte, el creciente compromiso con el medioambiente ha generado una mayor toma de conciencia e interés entre los inversores hacia los activos y las compañías inmobiliarias realmente sostenibles. En este sentido, emprender un nuevo futuro verde será un reto crucial al que se enfrentará el mercado inmobiliario y el sector deberá poner el foco en el desarrollo de productos más sostenibles y eficientes que exigen tanto los clientes como los inversores institucionales.
En países como Estados Unidos, Canadá y Europa Occidental ya se empiezan a ver construcciones que funcionan con paneles solares tanto a nivel industrial como residencial. La instalación de estos paneles en los hogares no solamente colabora con el medio ambiente, sino que también significa una ventaja económica, ya que el usuario residencial puede reducir el gasto –dependiendo del consumo- entre un 30 y un 70%.